Después de los parlantes en los barrios
y los autos parlantes que recorrían las barriadas, voceando y anunciando las
diferentes casas de comercios, campañas políticas, así como campañas educativas
y de concientización, comienzan a aparecer poco a poco los receptores o aparatos de radio en los hogares del barrio y se fue masificando la posesión de estos aparatos, esto permitió a las emisoras existentes para el momento: Radio Coro, Ondas de Los Medanos Radio Paraguaná (posteriormente Radio Punto Fijo) y Ondas del Caribe ampliar el horario de sus transmisiones incorporando nuevos y atractivos programas a la
parrilla de programación con nuevos personajes que competían en noticias,variedad, novedades, actualidad y música
Desde
tempranas horas de la mañana,iniciaban su programación transmitiendo música tradicional y folklórica regional y nacional, seguidas de las noticias sobre el acontecer regional antes de incorporarse a retransmitir el noticiero de la emisora matriz a la cadena o circuito radial a las que estaban afiliadas para luego continuar con programas de Variedades y complacencias de boleros, tríos, rancheras, con participación de los oyentes a través de cartas y llamadas y unos que otros concursos.
Eran tan pocas las emisoras existentes que a través del dial se podía disfrutar de la programación de emisoras de Aruba y Curazao que para ese entonces entraban con bastante claridad al igual que algunas de Maracaibo y Carabobo
Eran tan pocas las emisoras existentes que a través del dial se podía disfrutar de la programación de emisoras de Aruba y Curazao que para ese entonces entraban con bastante claridad al igual que algunas de Maracaibo y Carabobo
Los días domingo cada una de estas emisoras Falconianas tenían una programación especial de variedades tanto las de Coro como las de punto
fijo, pero era Radio Coro y Don Gonzalo Márquez Yánez quien con su maratónico programa dominical Publicidad Los tres gozaba de la preferencia y aceptación del público quien lo premiaba con su sintonia.
Por su parte el señor Daniel González lo
hacía en radio Punto Fijo, (antes radio Paraguaná) con su programa Cita Dominical el que transmitía desde
distintos sitios de la ciudad.
Ambos programas se realizaban con presentación
de diferentes orquestas grupos y cantantes regionales y nacionales, así como la
realización de diferentes concursos y atracciones para el público presente y público
oyente que desde la tranquilidad del hogar disfrutaban de los mismos, en mi
barrio estos programas gozaban de amplia sintonía
En los hogares el aparato receptor normalmente estaba
colocado en una repisa, en la mesa de la sala, o en una rinconera tapado con un
pañito tejido o un pedazo de hule mientras estaba apagado, desde muy temprano
por las mañana se procedía a encenderla para escuchar los noticieros, los programas musicales previos al bloque de novelas matutino de corte Romántico y dramáticos. le subían el volumen para poder ser escuchada desde cualquier punto de
la casa mientras se realizaban las labores cotidianas, a media mañana se
apagaba para volver a encenderla al medio día con los noticieros transmitidos por una emisora matriz desde caracas en cadena nacional y noticias locales, luego empezaba el bloque de
radionovelas de acción que gustaban a grandes y chicos como lo eran: Los Tres Villalobos, Martín
Valiente, Kaliman, Tamakùn Kadil El
Árabe y otras tantas que marcaron una época en la
radiodifusión Venezolana
Era común ver grupos de personas
adultos, jóvenes y niños agrupados al lado de una ventana o a la entrada de las
casas donde se estuviese oyendo la novela para no perder el capítulo del día y
el que llegaba tarde llegaba preguntando que paso, en que quedó,
Por las noches en la mayoría de los
casos el radio solo se encendía después de las labores del hogar y el
regreso del jefe del hogar que después de cenar sacaban sillas al frente de la
casa y compartían con vecinos la programación nocturna especialmente “El Diario
del Aire de Radio Coro disfrutando un pocillo de café o cache con unas Urupaguas,
paledonia o mancarrón mientras las
señoras se sentaban en el quicio de la puerta de entrada y aprovechaban aparte
de compartir adelantar algunas labores como peinar a las niñas, y sacarles
piojos y liendres, desgranar quinchoncho o maíz, tejer cortes de alpargatas en
un triángulo o cualquier oficio o tarea que pudiesen adelantar mientras la
radio les servía de distracción.
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