Cuentos de
Espanto y Brincos
El barrio también tiene sus Creencias, Costumbres y sus cuentos
de miedos: Leyendas de espantos, aparecido, los Seretones, el lucio, la
llorona, Piora y tantas otras costumbres y creencias
La
ausencia de alumbrado público y la existencia de algunos terrenos o solares
baldíos en el barrio Curazaito como en cualquier barrio o población de
Venezuela se confabularon para dar rienda suelta a relatos y cuentos de apariciones de
fantasmas, espantos, seretones, duendes, lucios y tantos otros que la
imaginación popular ha consolidado como leyendas y que se transmiten de
generación en generación. Si a esto le agregamos que el miedo siempre se ha
utilizado como un sistema de control y que desde niños nos han atemorizado e inculcado el
temor a la oscuridad, a lo desconocido y tantas otras cosas como por ejemplo:
si no comes te va a comer el coco. El señor te va a llevar en el saco, ay viene
el loco, todo esto nos condiciona desde muy temprano a recelar, a temer y a
curiosear sobre las costumbres y relatos existentes.
A inicios o primeros años de la década de los años 60 fueron muchas las familias completas procedente de la sierra que huyendo de las actividades desarrolladas por el movimiento guerrillero que se había establecido en los distintos caseríos y pueblos de la sierra falconiana y las posteriores acciones militares para combatirlos, produjeron un desplazamiento a estados y ciudades cercanas siendo Coro y Curazaito el barrio de mayor concentración de familias serranas motivado a la existencia de parientes y familiares ya radicados desde hacía algún tiempo y que les brindaron ayuda al establecerse.
Estas familias aparte de los distintos y variados trabajo que desarrollaron para salir
adelante, nos trajeron de la sierra sus historias, leyendas, mitos, costumbres
y tradiciones que se sumaron y enriquecieron las ya existentes en la memoria
popular
Era común ver todas las tardes al ocultarse el sol a los
largo de las calles del barrio a familias completas sentadas al frente de sus
casas alrededor de una persona mayor casi siempre en camisilla, con su silla
recostada a la pared disfrutando de un pocillo de cache (pocillo de peltre)
compartiendo unas Urupaguas, un gofio, paledonia mancarrón o un pedazo de pan
dulce contando historias de encantos, duendes, o de personas que habían nacidos
ENMANTILLADOS y poseían el don de ver los muerto o a personas próximas a
morirse que andaban desandando.
Los muchachos le pedíamos que nos contara sus experiencias
con muertos y aparecidos, y a pesar del miedo que nos producían al dirigirnos a
la casa y al ir a dormir nos encantaban las leyendas como la de las bolas de
fuego, la llorona, la sayona, María Lionza. El muerto sin cabeza, o jinete sin
cabeza, la mujer bellísima que pedía la cola a los choferes y cuando este
empezaba a coquetear se transformaba, los cuentos de Teo Borregales sus
monedas y el pacto con María Lionza, y los distintos cuentos en los diferentes
pueblos de la sierra con sus duendes
encantamientos,
En el barrio fueron varios los vecinos a quienes se les atribuía la práctica de brujerías o los que se señalaban como lucios o seretones a los que había que determinar el sitio donde se transformaban y guardaban la ropa para quemarla que era la forma de capturarlos
Había muchos mitos y creencias sobre el comportamiento de
los animales, así cuando en la noche se escuchaba el ruido o canto que emitían
la bandada de Daras que volaban sobre el
barrio se acostumbraba a gritarles: El coño de tu madre por la creencia de que su canto anuncia la muerte.
Igualmente se le tenía pavor y respeto a las mariposa negras
de tamaño grande que por época de lluvia aparecían por cantidades y se posaban
en alguna parte de las paredes o frentes de las casas ya que se decían que
anunciaban muerte y a nosotros los muchachos nos amenazaban que si la matábamos
se nos moría la mamá.
También existieron en el barrio algunas calles, esquinas,
residencias o terrenos y construcciones abandonadas donde en algún momento ocurrieron hechos que involucraron la muerte trágica de personas y que se comentaba que en esos
sitios espantaban
Una de los cuentos o leyenda más popular en los distintos barrios de Coro era el del jinete sin cabeza o la mujer sin cabeza que decían salía del antiguo o viejo cementerio del sector San Nicolás.
En Curazaito estando yo muy chico recuerdo
un cuento de una vecina que tenía fama de averiguadora y conocía la
historia a cada uno de los vecinos de su
cuadra por cuanto en las noches cuando ya todo el mundo se recogía, apagaban
las luces y se disponían a dormir esta señora que era una fumadora empedernida
desde su ventana entreabierta fumando con la candela para adentro para no ser
detectada se dedicaba a observar los movimientos en las casas vecinas, quien
entraba y quién salía sobre todo en las casas donde vivían mujeres solas, en
una oportunidad ya bien entrada la noche o de madrugada, los vecinos fueron
despertado por un escándalo y gritos en casa de esa señora y los vecinos más
cercanos acudieron a ver qué pasaba y a prestar ayuda y encontraron que la
señora yacía en el piso desmayada y pálida,
la hija y los nietos trataban de reanimarla dándole a oler alcoholado amoniaco
y abanicándole aire.
Contaban las personas mayores que cuando vuelve en sí, casi sin
poder emitir palabras y tocándose el pecho desesperadamente logra comunicar que
se había tragado el cigarro prendido cuando vio que por el centro de la calle
venia un señor en un caballo y que a medida que se acercaba aumentaba en tamaño
y que lo último que logró ver fue que el hombre o jinete vestido de blanco no
tenía cabezas, esta historia por un buen tiempo logró que los muchachos por lo menos lo de esa cuadra nos recogiéramos
temprano.
Rafael Lara.
Imágenes de internet - google montaje solo como referencia al tema.