En los años
correspondiente a las décadas de los años 50-60
las bodegas existían en casi todas las esquinas del barrio y en una que
otra casa a lo largo de cada una de las calles del barrio, estas detallaron los
productos de uso diario, algunas tenían un anexo que por las noche y fines de
semanas pasaba a ser parte de los bares del barrio,
Existían las
nombradas ratoneras que eran unas bodegas más pequeñas, menos surtidas que funcionaban en una área pequeña o anexo de
las casa y también los kioscos o gaticos que eran anexos
fabricados al lado de la casa o
en una esquina donde se vendían algunos productos de consumo diario, refrescos,
empanadas, cambures, verduras y otros
Eran atendidas
por sus dueño que casi siempre vivían en la misma casa en la que habían
acondicionado una parte de la casa o construido un local anexo para ese fin,
eran personas populares y apreciadas, aunque algunos eran señalados como gruñones, pichirres o de mal carácter siempre
se ganaron el aprecio de los mayores y el respeto de los muchachos que éramos
los que hacíamos los mandados.
Nos motivaban
con una ñapa que consistía en un pedazo de panela, un caramelo, un cambur o un
pedazo de queso y también los que se la ingeniaron y colocaban UN TATURO que consistía en un envase de cartón, un
vaso, o lata que colocaban en la pared con el nombre del muchacho y por cada
locha que gastábamos en la bodega nos colocaban un grano de maíz o caraota que se iban acumulando hasta tener cierta cantidad que uno llevaba la
cuenta y sabía cuándo pedir contar SU TATURO ya por cada 10 o 15 granos acumulados nos
daban una locha, así mientras más tiempo dejabas el taturo acumulabas más
dinero, de esa manera el bodeguero contaba con la lealtad y fidelidad de cada
uno de los muchachos para incrementar las ventas en su bodega.
Se encontraba
casi todo, sin tener que ir al centro o al mercado, unas más surtidas y más
populares que otras por la calidad de los productos y víveres que despachaban, como el buen queso, los cambures,
plátanos, verduras, variedad de granos así como otras en las que se
encontraban cosas específicas, como kerosén, leña, chivo salado, jurel salado,
variedad de granos, manteca, escobas, alpargatas y hasta chinchorros y los coco
para las personas que se encargaban de hacer las conserva de coco mancarrón, y
el majarete, entre tantas cosas
También algunas
eran rechazadas por la fama de tramposo del bodeguero con el peso, por carero, por desaseado o por pájaro bravo con las damas sobre todo con las jovencitas.
Los productos
como la leche y la azúcar se vendían detalladas por cucharadas igual que el aceite y la
manteca de cochino que eran detallados por medidas utilizando un envase doble hecho de lata con una medida pequeña por un lado que valía una locha y por el otro lado una medida que era el doble que valía medio por lo que había que llevar el frasco, el
bodeguero comercializaba el aceite en
latas de 16 litros que mantenía en un rincón o debajo del mostrador de la que
iba rellenando un litro para el detal con la ayuda de un embudo
La leña siempre
la tenían apilada fuera del negocio y uno pasaba a escogerla que no estuviera
verde y que no tuviera nudos para poder rajarla fácilmente con el hacha, una
raja de leña costaba una locha
Para el kerosén
igualmente se llevaba el envase (un litro) y con embudo se llenaba de la pipa
con un pote, cada litro costaba una locha
Los granos como
las caraotas negras blancas o rojas, el quinchoncho, el frijol, maíz y la sal
se vendían por kilos y medios kilos
El café se
vendía por papeletas o sobres pequeños,
las marcas eran Café Maya, Imperial y Madrid, también los días de mercado se
compraba en el mercado el café en grano ya tostado y que lo molían allí mismo,
o el café que traían de la sierra que se tostaba y molía en casa.
La panela o el papelón también eran detallados por pedazos
desde una locha hasta, medio, un cuarto, media o una panela, para picar el bodeguero
utilizaba un serrucho y la melcocha y retazos que quedaban los utilizaban para
las ñapas.
El pan se vendía
por unidades de a locha cada una y los
dulces como la paledonia, el mancarrón, la conserva de coco, el gofio, los peppermint y otros costaban una locha y eran colocados en bandejas, azafates o
frascos Bocones de vidrio sobre el
mostrador
Los caramelos
eran cinco por locha y uno con un
centavo o un cobre como también le decíamos comprabamos 2 caramelos
Las bodegas a
pesar de que la mayoría tenían un nombre muy pocas eran nombradas como tal, se
conocían o eran nombradas por el nombre del dueño o la dueña de los que
recuerdo:
Bodega y Bar de Yuguri, Bodega de la señora Juana (Bodega Quiragua),La Bodeguita de la señora
Carlina Ordoñez, La bodega de los Zarraga, La Bodega de Juancho, La Bodega de
Juan Colina, La Bodeguita de Agustinita Velarde, La Bodeguita de Ana Jacinta
Capiello, La Bodega de Eustaquio y la bodega de Cesar el pelón entre otras.
Más tarde
montaron negocios más grandes, más surtidos que incluían carnicería ,
pescadería y quincallas, como los fueron: El abasto de la calle El Sur y Abasto
y carnicería de Monche Caldera
En casi todas
las bodegas existían objetos o artículos que eran comunes como los letreros
de:
Hoy no fio,
Mañana si- Aquí murió el fiar, El que fiaba murió, saludos les déjò, El que fía
no está salió a cobrar y el famoso cartel enmarcado de Yo vendí a crédito y yo
vendí al contado.
Un estampa común
en cada una de estas bodegas era encontrar colgando del techo uno o varios
matamoscas, colgando del mostrador hacia la parte de adentro un cuaderno con un
lápiz amarrado para anotar el fiado porque a pesar de los carteles había
personas de confianza y con preferencias que si podían pedir fiado, a lo largo
del mostrador los frascos bocones de vidrio con caramelos y dulces de varios
tipos, azafates o bandejas con paledonia, macarrones, gofios y peppermint, y
una parte reservada al chivo salado y el pescado salado, en un rincón del local
se encontraba la pipa con un envase y un embudo para autoservicio del kerosén, casi
todas detallaron el hielo que se vendía por pedazos de a locha y un medio este
hielo se mantenía envuelto en saco de coleto en un cajón de madera al que se le
echaba aserrín para preservar el frío y donde también se enfriaban los
refrescos, las marcas que más se vendían en la época era La Kola Extra,
Refrescos Gròn, Bidù, Orange Crush Pepsi Cola y Coca Cola, años mas tarde
apareció La Frescolita.(de cada una de estas marcas hay algo que contar que
también forma parte de las vivencias y recuerdos en el barrio y barriadas de
Coro en cuanto a: los distribuidores, concursos, promociones y campañas de
lanzamiento que haré una reseña aparte para recordarlas).
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